Dicen que después de la tormenta llega la calma.

O que lo que no te mata te hace más fuerte.
Eso dicen… pero la vida no se trata de esperar a que la tormenta acabe, sino de aprender a bailar bajo la lluvia.
Este año, Valencia y su gente ha tenido que aprender, por la fuerza, a bailar bajo la lluvia, bajo la tormenta.
La DANA, la cual ha tenido los efectos de un tsunami, se ha llevado por delante las vidas y los hogares de los valencianos, además de los sueños. Pero, a pesar de todo, el pueblo valenciano sigue en pie, digno de ser admirado, y han renacido de los escombros y del fango.
Así que ahora nos toca al resto poner de nuestra parte .
Desde aquí me gustaría mostrar mi apoyo y mi cariño a todo un pueblo y dedicarle unas palabras a la tierra de las flores, de la luz y del amor.

Así dice:
Valencia es más que una ciudad, es más que un lugar, es más que un sentimiento, Valencia es donde el corazón se inclina y allí se queda.
Valencia es hogar, luz y esplendor, es donde reside la esperanza y nacen los sueños, donde todo es posible, donde el sol brilla cada mañana, y donde la oscuridad no tiene cabida.
Valencia es resiliencia y fortaleza , es donde el corazón late vigoroso y con fuerza al ritmo de “guitarra mora” y donde el mío late feliz.
Valencia no es la tierra donde nací, pero si es la tierra que me vio crecer. Donde me crié, donde me criaron. Es la tierra de mi madre, de mis abuelos y de mi familia.
Valencia es donde nacen mis recuerdos más dichosos y felices, siempre será mi lugar seguro en el mundo y mi refugio.
Siempre le estaré eternamente agradecida por brindarme el hogar que jamás imaginé que echaría tanto de menos.
Ahora y más que nunca “València en el cor de tots”

-Cristina